14 septiembre 2006

Sobre las emociones y su control

A raíz de la conversación del otro día sobre los finales felices, motivaciones, causas y consecuencias de la expresión lingüística de sentimientos y emociones, se me ha planteado una cuestión interesante.

Si la mente emocional cuenta con una memoria selectiva que se encarga de disociar entre emociones positivas y negativas, ¿por qué nos acordamos tan a menudo de cosas que no nos han aportado nada digno de ser retenido?, ¿somos entonces lerdos emocionalmente hablando?...

Dada la fisiología de las emociones no creo que se puedan controlar, en cualquier caso podríamos aprender a vivir con ellas y es posible engañar a nuestra mente para facilitarle tan necesaria convivencia. Algunos de estas artimañas son las siguientes:

1. Aprende a identificar tus emociones con palabras. Verbaliza.

2. Si no entiendes lo que te pasa trata de explicarlo.

3. Una vez logrados los pasos 1 y 2 habrás dado un gran paso para el "control" de tus sentimientos.

Nótese que al verbalizar lo que nos acontece se corre el peligro de caer en detalles que se escapan de la realidad. El problema no es montarse una película, es creérsela.

4. Piensa, lee y escribe sobre tus sentimientos.

5. Identifica defectos y debilidades.

6. Manten una actitud crítica hacia el origen del problema. ¿Merece la pena seguir dándole vueltas? ¿Qué posibilidades reales hay de que suceda? ¿Qué podemos hacer para evitar el problema?

7. Ahonda en el núcleo del que proviene la tristeza, ¿qué pensamientos se esconden tras ella?, ¿son éstos válidos?

8. Intenta distraerte, pero con moderación. El ocio a veces es el mejor negocio.

9. Evita caer en el lamento al realizar la reflexión. No te autocompadezcas.

10. Aparta los pensamientos victimistas.

11. Desahogate con aquel que te pueda ayudar. Acepta su ayuda.

12. Piensa en los demás, sobre todo en la gente que te importa.

13. Ahórrate esas palabras inapropiadas que siempre se dicen o escriben en los momentos de enfado, traen consigo el arrepentimiento, pero causan heridas a veces incurables.

14. Sonríe, ante todo sonríe. ¡cómo cuesta a veces!.

Esta última regla debería ir en primer lugar pero no me tocaba numerar de nuevo toda la lista. Lo dejo para la segunda edición.

Y ahora, para los aspirantes a directivos y amigos de los libros amarillos de autoayuda, amantes del empleo de inventadas palabras tales como "proactividad" y "persuabilidad", ahí les van las 7 S, inexorables conductoras hacia el camino de la competitividad y la felicidad:

S de Saludable: Cuida tu salud, ejercítate y aliméntate como Dios manda. Tendrás una energía infinita para afrontar con garantías interminables jornadas laborables.

S de Sereno: No te has enterado, dale mano dura a tus emociones y contrólalas a tu antojo. Ciérrate en banda y no dejes que tu amígdala haga de las suyas y te juegue una mala pasada. Si no sabes de que te hablo, vuelve a leerte el post.

S de Sincero: Que la honestidad, ética y justicia gobiernen en tus decisiones. Intenta ser franco y firme, pero eso sí, con delicadeza.

S de Sencillo: Reconoce tu capacidad de seguir aprendiendo, haz partícipe a los demás de tus éxitos y muestra el reconocimiento a los demás. Evita los lujos excesivos y aprende a vivir con lo justo. También puedes hacerte un acérrimo seguidor de Buda

S de Simpático: Cortés, amable, sonriente, con la palabra justa siempre lista para ser pronunciada. Cinismo, solo a veces y con mucha moderación. El buen humor, bueno de formas y de gusto, es tu mejor alidado.

S de Servicial: Mira por las necesidades de los otros y entrégate a ellos. Emplea tu servicio como medio de elevación espiritual de tu vida y la de los demás.

S de Sinérgico: 1 + 1 = 3. Coopera y trabaja en la creación de climas de cooperación. En casa, en el trabajo, en la piscina. Mantén siempre una actitud de humildad hacia el aprendizaje y no mires hacia otro lado cuando se despierte tu creatividad.

Ya está, tienes la receta para ser una persona talentosa, exitosa y feliz. Esto último, la felicidad, también depende de otros muchos factores del individuo, especialmente de su equilibrio intelectual y emocional.

Volviendo al principio del post, ya que creo que hace tiempo abandoné el hilo conductor y achaco todas las culpas a los fármacos que alivian los dolores de cuerpo y alma, diré que NO somos estúpidos emocionales por mantener este misterioso comportamiento, simplemente actuamos de manera diferente. A mi no me gusta la tele, es más, no tengo televisión en casa, así que la media horita de distracción que se nos va en cualquier reality show la empleo en escribir unas líneas. Y no veo la televisión porque no es de mi interés conocer la vida de cualquier anónimo cuidadosamente seleccionado en un proceso de "ingeniería psicológica" en el que el único objetivo es seleccionar a personas con una clara conflictividad enmascarada y a ser posible con alguna pincelada gris oscura en su pasado que pueda dar lugar, cuando las estrategias de cadena así lo manden, a escandalosas noticias que salpiquen a cualquier famosucho de tres al cuarto. La primera temporada vi este popularísimo espacio, pero van por la enésima edición y se nota demasiado lo mucho que han aprendido el grupo de personas que se encargan de montar ese lamentable circo.

Tal vez parte de lo que escribo puede llevar a una opinión juiciosa que nunca he deseado, pero ese ya no es mi problema. Para quien no lo sepa estos textos ni son verdad, ni son metira, ni tampoco son todo lo contrario. Los hay que al ver una foto tuya se atreven a vaticinar apresuradamente detalles sobre tu persona desconsiderando cualquier factor que vaya más allá del que dice la imagen. Que le vamos a hacer, si corren tiempos en los que tu personalidad queda encuadrada por la sentencia que dictamina la combinación de unas cuantas cruces de una hoja Excel y tu validez la determina la fecha de nacimiento que viene en el dorso de tu dni. Ignorantes. También los hay más cautos y simplemente prevalece en ellos el intento de sacar algo positivo de la lectura sobre la intención de adivinar algún rasgo personal de quien lo escribe. Imagino que la diferencia entre estos dos tipos de personas radicará en la "deformación" profesional.

Unos quizás solo desean tener un texto sobre el que reflexionar, y los otros tienen la necesidad de aplicar en un caso práctico aquello que creyeron aprender. Es para mí un gusto que existan los dos tipos de lectores.

Espero poder sacar algo de este juego y seguir alimentando la curiosidad de ambos, en el mejor de los casos quizás algún día aprenda a escribir con ello. Lo que debo de dejar claro es que ya no sufro escribiendo y eso ya es todo un éxito aunque también haya sido la causa por la que me planteo dejar de hacerlo. Sospecho que es mucho más interesante aquello que publiqué mucho tiempo atrás y me da rabia, mucha rabia. Ni me gusta perder ni me gusta fracasar ni me gusta ir a menos, y ese fue mi problema, degustar el, hasta entonces desconocido, amargo sabor de la derrota.
Y mira que me costó encajarla... Menos mal que un día descubrí que la irracionalidad es una fiel escudera de los sentimientos. Me sirvió de consuelo. Y fue entonces cuando me di cuenta que esa aparente derrota no había sido tal, sino tan solo un cambio en las circunstancias y el escenario.

Lo dicho, ya no sufro. Ahora solo trato de aprender. Por cierto, para los que dicen que hace tiempo que no se emocionan con lo que aquí leen y me exponen sus quejas por ésto, prometo intentarlo de nuevo. Pero esta vez sus lágrimas iniciarán solas el descenso hacia la muerte, a mi ya no me quedan y este verano no me he traído de las vacaciones ningún recuerdo lacrimoso.

Y por supuesto, gracias por regresar. No dejes de hacerlo. Sin tí no estaría aquí ahora.

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