25 mayo 2006

Miguel y Lucia... (Acto II)

La historía comenzaba así

Fue muy duró el golpe que recibió Miguel cuando descrubrió que el motivo de ausencia de Lucia era que ésta disfrutaba de su luna de miel.

Se vino abajo, tantos sueños, tantos planes... Cualquier interés para él en continuar adornando estrellas de mar se perdió.

Pasados escasos días, Miguel le planteó a su hermana traspasar la tienda. Con el alquiler que sacarían ella podría compaginar cualquier trabajo a media jornada con los estudios en bellas artes, siempre soñó con formar parte de una compañía de teatro y nunca había tenido la oportunidad de intentarlo. Miguel acaba de decidir marcharse como voluntario a Guatemala durante una temporada indefinida.

No tardaron mucho tiempo en encontrar un interesado que finalmente se quedó con el local, se trataba de un reconocido fotógrafo de origen italo argentino, quería montar un estudio de fotografía de forma temporal para realizar un encargo para una prestigiosa publicación acerca de aquel pintoresco barrio. En la trastienda trabajaría él y subarrendaría a unos amigos la tienda.

Como condición, casi más bien como favor a título personal, Miguel le entregó a aquel fotógrafo una caja cerrada y la fotografía de una chica rogándole que si alguna vez conseguía reconocerla se la entregase en nombre de Miguel, el antiguo propietario. Luigi prometió que así lo haría, y realmente lo iba a hacer.

A Lucía le habían sobrevenido los hechos, a su esposo lo había conocido apenas cinco semanas antes de casarse, ni siquiera fue un flechazo, pero Lucía, en su segunda cita había quedado embarazada y su familia, exageradamente conservadora, jamás aceptaría de buena gana aquella noticia. Así, Lucía decidió casarse con Pablo y decirle a sus padres que se conocían hacía tiempo. Además, estaba segura que no le pedirían más explicaciones por aquel hecho ya que siempre la estaban atosigando con lo importante que era crear una numerosa familia.

Miguel aterrizaba en el aeropuerto de La Aurora en una lluviosa mañana de junio. Allí tomaría un autobús que lo llevaría hasta Tikal, donde se encontraría con el resto de la expedición.

(continuará...)

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