22 mayo 2006

20 segundos, 14 impresiones

"No hay una segunda oportunidad
para causar una buena primera impresión"
(¿Sócrates?)

Mercedes no tenía monedas y me ofrecí a invitarle a un café en el descanso de clase.

Sin duda se notaba su experiencia docente y como no, una profesora de comunicación, si es buena, ante todo deberá ser una buena comunicadora.
Aprovechando que íbamos a compartir los minutos que duraría aquel pequeño receso, le hice las típicas preguntas que se utilizan para comenzar una conversación como de donde venía, la docencia que impartía, etc...

Profundizando un poquito más llegamos a que su doctorado lo realizó en Estados Unidos. Al hacerme este comentario, súbitamente me vino el nombre de Stanley Deetz a la cabeza y no pude frenar el impulso de preguntarle si lo conocía.

Fueron solamente dos semanas las que asistí a los seminarios sobre teoría de la comunicación que Deetz impartió en diciembre de 2002 en la Universidad de Colorado, pero la atención y el entusiasmo con el que todos los alumnos escuchaban estas clases hacían presagiar hasta al menos pintado que estaba ante un gran experto en una materia que precisamente no era la mía.

Cuando Mercedes me dijo Deetz era uno de los padres de la Programación Neurolingüística se me pusieron los pelos de punta, precisamente esta nueva teoría de la comunicación era sobre la que recibíamos hoy la clase. Ella seguía yendo cada mes de julio a los cursos de verano que este señor imparte en Boulder.

Me imagino que esta anécdota puede parecer insignificante pero para mí, después de tres años y medio sin hablar de aquellos días, ha sido cuanto menos, una casualidad emocionante.

Mercedes es una de esas personas con quien deseas saborear cada minuto de conversación. Mañana, antes de que vuelva a Ginebra tendré la oportunidad de cenar con ella. Hoy me he reencontrado con la suerte.

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