16 enero 2007

¿vuelta a los orígenes?

He recibido esta noche una llamada que me ha desconcertado un poco.

El director técnico y socio de la empresa en la que trabajaba, que antes de unirme a él ninguna relación laboral me unía una amistad, se ha puesto en contacto conmigo.
En primer lugar un como estás, me ha llamado en varias ocasiones pero por motivos que no vienen a cuento, y que no tienen nada que ver con lo personal, no he llegado a coger. Siento una gran admiración por él, jamás he conocido a nadie técnicamente mejor en tantas disciplinas. Hay gente puede ser muy buena en algo en particular, él lo es en todo lo técnico. Quizás tanto, que luego éramos otros los que teníamos que rompernos la crisma intentando hacer realidad sus innovadoras y técnicamente enrevesadas ideas.

Me ha propuesto volver, con una oferta que técnicamente es de los más sugerente.
Me fastidia recibir una propuesta así, ahora que por fin estaba centrado en otra aventura con otras pretensiones muy diferentes. Trabajar como jefe de proyecto para un proyecto de seguridad cuyo cliente final es el Ministerio de Defensa y está esponsorizado por Telefónica I+D es algo que a cualquiera seduciría y más a alguien que, por circunstancias de la vida, terminó como consultor tecnólogico realizado la gran parte de sus prestaciones en entidades financieras cuando realmente era un experto (con el máster de rigor incluido) en seguridad informática.

Durante los últimos once meses, que es el tiempo que hace que dejé la empresa, he decidido emprender un proyecto por libre, confeccionado de la cabeza a los pies por mí. Bajando el nivel técnico, pasando de las grandes compañías a las pequeñas empresas como público objetivo, dando cursos que técnicamente para mí no suponen ningún esfuerzo y tratando con gente que no tiene ni la más mínima idea de lo que habla y creen ser auténticos gurús.

Dejé mi trabajo porque no me gustaron ciertos detalles en cuanto a estrategia de negocio. Digamos que me sentía como un peón en una partida de ajedrez, y en este juego solo hay una pieza que bajo ninguna circunstancia puede caer, el rey. Las demás, incluso la reina, pueden ser sacrificadas si ellos supone la victoria. Aceptar un posible imposible de cumplir en plazos con el único objetivo de permanecer tres meses más en el cliente final a la espera de que saliesen nuevos proyectos fue algo que conocía hasta el apuntador y no había otro jefe de proyecto que un servidor. Desd e un principio dije que era algo imposible de conseguir, al menos yo no me veía capacitado de sacarlo adelante. No importaba, el caso era seguir. Y así fue, la gota que colmaría el vaso estaba de camino.

Pues si, casi un año ha pasado desde mi salida, ¡y lo que costó negociarla!, ahora se me abre una puerta, una puerta que cualquiera querría cruzar.

- ¿y tú a que te dedicas?
- Trabajo como ingeniero jefe en un proyecto de cuadro de mando integral de seguridad para el Ministerio de Defensa.
- Tengo una empresa que ayuda a las pymes a introducir soluciones de alta tecnología a bajo coste y de vez en cuando colaboro como consultor en acciones formativas del incyde.
- Vendo humo.

Está clara cual es la respuesta que impresionaría a cualquiera pero ahora tengo otras aspiraciones, sobre todo en lo personal y llevar un proyecto adelante con el único apoyo de los que me quieren también es una aventura excepcional.

Ahora los únicos momentos en los que tengo alguna reminiscencia técnica es cuando un cliente me pide información de la competencia, o les enseño en mi portátil su base de datos de cliente. Es como hacerle un truquito a un niño, solo que en esta ocasión se consiguen dos cosas: sorprender y vender. Debo de admitir que también es divertido.

Espero poder dormir esta noche.

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