14 enero 2007

Caprichito

Ahora que este corazón ha dejado de dictar todas esas historias de nunca acabar, me doy el caprichito de recordar algunas cosas.

Como siempre, son las canciones las que me traen tantos recuerdos que es imposible pasarlas por alto.
Es entonces cuando vengo aquí con cualquier letra de fondo y tan solo escucho atento para decirte:
que te sigo debiendo todavía una canción de amor,
que ni de noche ni de día bebo de la copa del rencor,
que me desespero por esperarte,
que ya nada volverá a ser como antes (ni tampoco queremos que lo sea),
que no sentiré la nostalgia del perfume de las fotos amarillas,
que algún día el mundo conocerá todo lo que no me atreví a contar,
que desde que dormí contigo jamás desperté,

y es ahora que terminaron los días en los que vivía despertando
reconvirtiendo penas en sucedáneos de poesía
cuando a base de intentarlo he conseguido inventarme un buen repertorio de nuevas ilusiones con las que poder olvidarte.
A pesar de que tratar de olvidar es condenarse a recordar.

No dudes que te mentiré si alguna vez me vuelves a preguntar qué tal
Duro ha sido aprender que un tal vez es un nunca jamás.
Por ello, ojalá mis ojos vean algún día un nunca jamás que se convierte en un tal vez
porque entonces la sinceridad y la esperanza habrán ganado la partida a la excusa y a la desilusión.

No hay comentarios: