02 marzo 2006

y sigue... y sigue...


Sixth round...

Después de unos cuantos viajes, jornadas de horarios imposibles, ahora sies y ahora noes, te vas, no te vas, te dejo que te vayas, te "pago el paro" o no te lo pago llega el día crucial. Último día para presentar mi tarjeta de demandante de empleo en la Cámara y formalizar mi matrícula en el flamante Máster en comercio internacional en La Sorbona de París. Pero, vaya por Dios, ahora resulta que no nos habíamos entendido en los términos del acuerdo y míster T. interpretaba que daba mi baja voluntaria: "unos mesecitos a vivir de papá otra vez", decía... Nada más lejos de la realidad. Mi mal cálculo en el traspaso de fondos a mi cuenta vivienda me había dejado la cuenta corriente más seca que la mojama con lo cual ¿de qué iba a vivir yo los próximos cinco meses en el más absoluto retiro de toda actividad laboral? ejem ejem...
Esta tarde cita con mi abogado, bueno mío desde hoy, antes no gastaba de eso. Barajando las posibles causas de despido, de todas la más aseptica es la que contempla el despido improcedente en la cual tú no cobras la indemnización a cambio de "el favor" y todos contentos pero resulta que míster T. no quiere que el pájaro vuele del nido, quiere formar parte de la nueva aventura. Lo que míster T. no sabe es que yo con el no iría ni a la vuelta de la esquina.

Intentado resumir la situación (cosa nada fácil) tenemos lo siguiente:

- Mister T. me pide que redacte un documento en la que se establece una declaración de intenciones por mi parte de participar en una nueva empresa al 45%, el 55% restante, es decir el control, lo tendría él.

- Mi abogado dice que no firme nada.

- Míster T. es cabezón y no va a aceptar un despido a cambio de nada porque él "no me va a pagar el paro", perdonadme por repetirme pero es que esa expresión creo que debe pasar a la antología de la historia de los despidos.

- Aquí un servidor, discípulo rebotado del anterior y por tanto también cabezón, se empeña en salir cobrando paro, los fines os los contaré en una próxima entrega.

- Mañana le enseñaré un papelito con mis crueles intenciones, dicho papel irá exento de mi firma y huellas dactilares.

- Si no me pide que lo firme le daré un beso y un abrazo, me dará el finiquito, soltaré una lagrimita y le diré que nos volveremos a ver.

- Si me pide que lo firme, le diré que mi abogado, que cobra a 100 euros la consulta y por ello supongo que sabe mucho del tema no me deja firmar, y que dice que si lo hago en lugar de 100 euros me cobrará 200.

- Si se da este último caso, posiblemente Míster T. se ponga rojo y después morado, yo me intentaré quedar impasible, cuando él vomite un par de barbaridades le diré "Míster T., querido maestro hay muchas formas de que yo salga cobrando de aquí. Seamos sensatos y prediquemos con el ejemplo de la paz y la concordia". En el caso de que siga sin aceptar, le diré que era mi última oportunidad "snifff" de hacer tan presitgioso Máster, no se si podré superarlo...

- Supongo que este último detalle tan sutil será suficiente para que Míster T. caiga en la cuenta de lo que supone, esto de tener médicos en la familia puede empezar a dar su fruto. Espero que llegando a este extremo comprenda la diferencia entre "pagar el paro" y "correr con los gastos de la baja por depresión" que contrajo este pobre muchachito que intentó estudiar y su jefe le negó el finiquito.

Os convoco al lunes por la tarde en el capítulo final, creedme que se pasa mal.

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