20 marzo 2006

Atrás quedaron



A pesar que soñar es barato, a veces sale caro.

Atrás quedaron los sueños que poblaron mis noches sin dormir, los viajes a tu lado sin salir de casa, las canciones que vistieron con colores mis más ingenuas ilusiones y tantas otras cosas.
En un recuerdo quedó el suspiro que cada madrugada dejaba salir de mi cuerpo cuando te imaginaba a media luz, sentada frente a mí compartiendo mesa en algún restaurante de cualquier lugar, sin prisas, hablando y riendo.
En alguna parte debe descansar toda la inspiración que algún día me desbordó, la misma que me hizo volver a poner mis manos sobre un piano, escribir dos canciones, ver en cada esquina una fotografía y adornar cada situación con una melodía...
Ahora que hago puenting sin cuerdas solo me queda disfrutar de la caída libre mientras dure.
La caja fuerte vuelve a ser cerrada, como cada cierto tiempo y una vez más para guardar cosas que no creo que pueda volver a sacar.
Se acerca otra noche sin dormir pero esta vez vacía, no hay nada que lamentar ni tampoco que celebrar.
Y después de la primavera llegará otro verano, y la caja jamás se llenará.
Es tiempo de atracar el barco que no ha dejado de surcar estrellas buscando tu nombre en cada una de ellas. El marinero y su nave se toman unas merecidas vacaciones en el único puerto que no tiene muelles, pantalanes ni amores.
Esta noche solo quiero descansar, la única compañía será la de una almohada anónima.

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