09 agosto 2006

Luna de agosto

Tengo la sensación que conforme cumplimos años nos volvemos más exigentes con aquello que buscamos. Encontrar a alguien que te resulte interesante por algo que trascienda su físico resulta prácticamente impensable.

Solo aquel que tenga el don de la paciencia entre su lista de virtudes personales termina dando con lo que buscaba, otras veces el azar nos sonríe y sin quererlo obtenemos premio, y digo azar y no suerte porque la una es aleatoria y la otra se puede buscar.

Quien no la tiene termina por acomodarse con lo su vida, caer en la rutina de las conversaciones que se producen en su entorno y decide comenzar a ver salsa rosa para no estar ausente en las tertulias de los domingos. La superficialidad está de moda ya demasiado tiempo.

Dedicamos poco tiempo a conocernos un poco mejor a nosotros mismos, tal vez porque cuando lo hacemos no nos gusta algo, quizás porque no está bien todos nuestros actos o pensamientos. De la calidad humana que podemos aparentar a la que realmente tenemos descubrimos que hay un trecho, nos echamos en cara las trampas y errores cometidos y decidimos hacernos más amigos de la apariencia que de la esencia. No deja de ser humano intentar evadir el dolor aun cuando nos saltamos las reglas.

Después de cenar he vuelto a la playa a pasear, la luna le sienta muy bien al mar en días como hoy. En el horizonte una tormenta eléctrica que intentaba inmortalizar con cada relámpago un marco tan idílico... ¿Cómo no voy a crear mis películas con escenarios así? No había nadie salvo alguna pareja que decidió alargar su jornada en la playa o terminar allí la fiesta.

Tempranera ha estado este año la luna de agosto para mostrarse en todo su esplendor.

Es hora de que este, mi otro yo, se vaya a dormir. Son las 3:40 am, hace una noche muy agradable. Los flashes siguen dando la importancia que se merece al cielo. Estrellas esta vez hay las justas, deben estar todas ocupadas.

Cae la noche y todo se apaga
y es entonces cuando tu blanco me deslumbra
justo te veo cuando pienso en ella
te muestras redonda como nunca
me sonríes y me insinuas que estoy fuera de tí
no tengo cabida en su círculo
tú me sacaste de él cuando quedarme allí
era lo que más deseaba
no soportabas pasar a un segundo plano
no estabas dispuesta a ser un regalo para ella
Hoy vuelves para llevarte algo pero no me queda nada
tan solo alguna pluma y de vez en cuando algo de imaginación
ya no me hace falta ninguna musa para que comience la función
y lo que no estoy dispuesto que te lleves
es de todas mis ilusiones la más entrañable
que el amor al fin sea una energía renovable

Sigo estando en deuda.

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