31 julio 2006

Inventé un placer

"Sólo las personas superficiales necesitan años para verse libres de una emoción, un hombre dueño de si mismo puede poner término a un dolor con la misma facilidad que puede inventar un placer." Oscar Wilde

Inventé un placer.
Creo que más bien intenté buscar una vía de escape, me agarré a un clavo ardiendo y me quemé.
Afortunadamente las cosas han cambiado, la lección ha quedado aprendida y casi un año es lo que me ha hecho falta. Fue la frase que encabeza este post la que me hizo reaccionar, ¿yo un ser superficial?, ¡que horror!. Mi obsesión tenía la tarta con su vela de primer aniversario comprada, pero no estaba dispuesto a dejar que la soplase.

Tal vez el pequeño pesar que siempre acompaña al romanticismo del perdedor, la angustia del amor imposible y el suspiro que nos crea el ser amado cuando pensamos en el nos volveremos a ver se habían instalado en mí y me provocaban cierta atracción hacia el masoquismo.
Sé que lo comenté hace poco pero insisto, que bueno es sufrir una derrota de vez en cuando, previene caidas de más alto nivel y enseña a tragarte el orgullo. Porque creo que fui algo orgulloso y, además, puede que también algo tramposo.

La falta de atención a quien la merecía porque sabía que jamás se iría creo que fue el detonante para que me pagasen con la misma moneda con la que yo jugaba a un juego prohibido.
Sí, ahora me duele y mucho, pero yo solito me lo guisé y yo solito me lo comí.

La partida terminó y no tengo ganas de volver a jugar. Quizás mañana.
Actores y actrices no faltan para empezar de nuevo. Esta vez las reglas son otras, ahora casi todo vale, no hay condicionantes ni tampoco agravantes, todos los participantes cuentan con las mismas armas. Lo único que tengo claro es que no volveré a cometer el mismo error.

Esta vez me desnudaré despacito sin que las prisas me hagan tropezar, esta vez también tendrás que quitarle alguna prenda a tu alma, esta vez me tendrás que dejar comprobar que es rojo tu corazón.

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