16 enero 2006

A mis amigos desconocidos


Recapitulando lo que ha sido el otoño más largo de mi vida,
un final de septiembre que empezó a mediados de agosto
y un principio de año que afortunadamente comenzó en enero
quisiera hacer mención a los que me ayudaron a contar,
una a una, las hojas caídas del árbol.

A todos ellos y a los de siempre, ahora que comienzo a recuperar la risa y la sonrisa
y sobre todo las ganas y el saber hacer reir que de todo lo que perdí fue lo que más me dolió.

GRACIAS...

A Joaquín por mostrarme que a mi también me sobran los motivos, que ahora es demasiado tarde, por regalarme una rubia de la cuarta fila y por tanta y tanta y más poesía para la, siempre mía, clase media-baja.
A Pablo y a su Amor al amor de los marineros.
A Andrés, por plantarle cara a la culpa, por vivir las tumbas de la vida y porque nos volveremos a ver.
A Luz, por no importarle nada, por haber pensado en mí cuando nadie más lo hacía y por estar loca.
A Eva, por sus agotados días de verano y por estar enamorada.
A Dani, por entre tanta foto a color sin vida y sin aliento, encontrar una en blanco y negro cargada de sentimiento.
A Alejandro, por contarme que era una amiga, lo difícil que sería serlo tuya y por su quisiera ser que también fue un poco el mío.
A Coti, por tu nombre, por lo que jamás fue un error y porque las casualidades no existen.

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