14 febrero 2006

Euros a ochenta céntimos

Segunda ronda de negociaciones. La primera, hace cinco días, un simple acercamiento y declaración de intenciones, hoy una conversación larga, de unas tres horas pero bastante poco constructiva.

Haciendo honor a la verdad, es una inyección terrible de autoestima comprobar la de trabas que te pone tu director general cuando decides salir de la empresa de forma aséptica, intentando no hacer ruído, evitando cualquier tipo de conflicto. No se fía nada de mí cuando le digo que tan solo pretendo ser el único responsable de mis errores y de mis aciertos.

Él, persona de mente retorcida y conciencia poco limpia cree que todos tenemos su forma de actuar propia de una familia de la venida a menos camorra napolitana: "el mundo de la informática es muy pequeño...". Por favor, que poca originalidad.

¿Qué confianza te puede dar que tu jefe te diga que abre una nueva oficina, de la que tú vas a ser socio al 40%, con una engordada nómina, capacidad de decisión total en tu perímetro, un paquete de stock options y entrando a formar parte del consejo de administración de la empresa matriz? A mi me suena a timo de la estampita, he visto como este hombre ha robado una empresa llenándose los bolsillos con la operación. Si realmente confía en mí, estará dispuesto a negociar una colaboración externa pero cada uno en su casa y Dios en la de todos.

Yo no compro duros a cuatro pesetas, o lo que es lo mismo, euros a ochenta céntimos, porque quien los vende una de dos, o es un ladrón, o es un timador.

Pasado mañana episodio tres, si una salida amistosa no es posible, le demostraré que sigo consiguiendo mis objetivos, no creo que sea tan estúpido ni tenga tanto ego para ponerme a prueba. Si la vida te da limones haz limonada, si eres una persona que crees en tí misma y además mucha gente cree en tí, si eres capaz de adaptarte a cualquier condición, si no te importa subir y bajar, entonces haz más limonada.

Hora de dormir,

continuará...

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