05 febrero 2006

Cambios, cambios de verdad, sin marcha atrás

Hoy me he despertado con la firme decisión de dar un giro importante a todo lo que concierne a mi vida. A pesar de que ésta no pasa precisamente por su mejor momento ni el plano personal, ni en el laboral, ni en cualquier otro, resulta esperanzador pensar que la felicidad no se encuentra en hechos externos.

Afortunadamente tengo la suerte de contar con la serenidad que otorga saber que el buen camino es aquel que dicta que la felicidad y éste, curiosamente, estriba en la forma de entender la propia palabra.

Todavía tengo la oportunidad de adquirir cierta autonomía, la que nos enseña el significado de la palabra libertad. Pero los días pasan, rápidamente, uno tras otro. Si no reacciono, si no lucho por ello, cualquier noche lamentaré no haber aprovechado las ocasiones que ahora se me presentan.

Estoy decidido a dar el paso y para ello espero que jamás me abandone la idea de que dos días iguales es algo indeseable incluso cuando éstos resultan maravillosos.

Ojalá el tiempo dicte sentencia y pueda entonces brindar el éxito a todas esas personas que algún día me ayudaron, y sobre todo a aquellas que siempre esperaron algo especial de mí.

Para que todos los días tengan su propia identidad
Para que pueda seguir regalando sonrisas
Para que nunca deje de robarlas
Para los que se negaron a pensar que era demasiado tarde
Para que los días grises se vistan de azul
Para que las almas se sigan desnudando sin tener miedo a resfriarse
Para que no existan los fracasos sino tan solo malos pasos
Para que nunca desaparezca la ilusión por comernos el mundo

Para los que en los tiempos de cierta lejanía y silencio en los que resultó bastante complicado reir se preocuparon por mí.

Va por vosotros.

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